En cualquier área de nuestra vida, cuando esas cosas tan especiales que pensaste no se dieron de la manera en que te habías empecinado que se dieran…podríamos preguntarnos...
¿Qué tan caprichosos somos a veces? ¿Qué tanto nos complica la existencia las decisiones que tomamos? ¿Somos racionales o impulsivos? ¿Somos infantiles o maduros? ¿Cómo nuestro comportamiento afecta a los demás?
¿Qué tan caprichosos somos a veces? ¿Qué tanto nos complica la existencia las decisiones que tomamos? ¿Somos racionales o impulsivos? ¿Somos infantiles o maduros? ¿Cómo nuestro comportamiento afecta a los demás?
No importa que tanto planeemos o que tanto deseemos algo, usualmente las cosas no se dan EXACTAMENTE como queremos, esto, no necesariamente implica algo negativo, ya que a pesar de que ciertas cosas no se adaptan a nuestra manera de pensar o comportarnos, no quiere decir que no sean provechosas.
Quizás... esa velada especial terminó siendo diferente, pero más divertida de lo que creías, quizás... ese compañero de trabajo algo pesado que asignaron en tu sección haga que te luzcas más en tu trabajo, tal vez haber perdido ese examen... ahora implica que al estudiar más también aprenderás más y hasta llegues a alcanzar una nota más alta.
La vida y los otros se interponen entre nuestros caprichos y nosotros, para enseñarnos, que si bien debemos pensar en nosotros de una manera positiva, tampoco podemos imponer nuestros deseos al de los demás. Si salirnos con la nuestra, implica hacerle la vida imposible a quienes están alrededor, entonces ese deseo no está alineado de la manera correcta, no es justo para los otros y a la larga puede provocar un abismo entre nosotros y aquellos que intentan amarnos a pesar de nuestras impertinencias.
Pensemos... ¿ Solamente hay una manera de hacer las cosas? Definitivamente NO! A mi especialmente me costó mucho trabajo aprenderlo y aceptarlo.
Es necesario aprender a valorar las opiniones de los demás y darles una oportunidad de hacer las cosas de una manera distinta. Si las cosas no salen perfectas, no quiere decir que no valen la pena. Nuestra manera no necesariamente es la única y la mejor, podemos aprender muchísimo si tan sólo nos dejamos llevar un poco más y aprendemos a ignorar esas irracionalidades que suelen dominarnos. Démonos una oportunidad de pensar más allá de nuestros caprichos y sin duda los resultados serán más satisfactorios de lo que creemos.
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