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viernes

Cuando nos sentimos traicionados...


La vida no es lineal, ni buena ni mala, la vida es neutra, somos nosotros quienes con nuestras acciones diarias, damos la inclinación, hacia lo positivo o lo negativo.


Hay épocas en las que todo parece sonreírnos y otros momentos en los que todo nos condena y ejecuta. Siempre me he planteado si cuando llega el declive, cuando realmente todo va mal, la mejor actitud es la aceptación o la resignación.


Ambos conceptos no son idénticos. Aceptar significa entender que las cosas pueden torcerse, que nadie estamos libres de traiciones, de venenos y puntillas de personas que no nos merecen pero que tenemos la esperanza de que todo mejore con la serenidad de comprender que, una vez más, estamos aprendiendo y en ese aprendizaje buscamos soluciones.


Resignarse alude a una actitud pasiva de sometimiento a las circunstancias. Un bajar la cabeza y agachar el cuerpo para esquivar el resto de los golpes que queden. Significa la renuncia a la lucha y por tanto, la falta de fuerza y valor para buscar caminos alternativos.


Lo peor que puede pasarnos es que nos fallen personas en las que tenemos confianza, gente que nos ha parecido íntegra, compañeros, amigos y amores que nos han hecho creer en ellos para más tarde traicionar nuestra confianza en su corazón. Pero no podemos cerrar los ojos. Esto sucede cada día y alguna vez, nos toca.


No debemos olvidar nunca, que nada está fuera de nosotros y que nos pase lo que nos pase, por muy grave que nos parezca, somos nosotros los únicos responsables y lo que procede en ese momento es mirar dentro de nosotros, para averiguar dónde está la clave, de lo que nos está ocurriendo.


No debemos responsabilizar a nada ni a nadie, de lo que nos sucede, hacer esto implica que nos será muy difícil, solucionar nuestros conflictos, ya que estaremos buscando la solución en el lugar erróneo, es decir fuera de nosotros en lugar de en nuestro interior, donde se gesta todo lo que a lo largo de nuestra vida nos ocurre. Cuando pienso en las personas que viven sin respetar siquiera su propia dignidad ni la de los demás, siento pena.


Posiblemente, nada haya más doloroso que comprobar que aquella confianza que pusiste en otra persona se usa contra ti. Pero la peor parte la llevan ellos mismos porque no son capaces, ni lo serán nunca, de comprometerse con los valores mínimos que deben definir a una persona honesta y bondadosa.


Siento que les queda mucho por evolucionar, que les faltan experiencias dolorosas que pasar y mucho aprendizaje hasta que se den cuenta que no se puede hacer daño gratuito, que éste siempre revierte contra uno mismo y que la vida no se queda con nada de nadie. Hay leyes espirituales, universales y biológicas, que se cumplen, queramos o no, seamos soberbios, chulos, implacables o destructivos.

Esa es mi confianza. No me gustan las venganzas. No creo que sirvan de nada. Posiblemente servirá mucho más el natural sentir espiritual para que cada uno aprenda lo que debe, tarde o temprano.

DIOS ES TANTO SABIDURÍA COMO AMOR Y CUANTA MÁS SABIDURÍA ALCANCEMOS MEJOR PODEMOS MANIFESTAR A DIOS EN NUESTROS ACTOS. ESTUDIEMOS PUES MÁS EN PRIMER LUGAR LO QUE NOS AYUDE A AYUDAR A LOS DEMÁS. PENSEMOS QUE SÓLO EL SABIO PUEDE AYUDAR SABIAMENTE.

Fuente  Esteban Pérez

lunes

Leí por allí, que los sueños se mueren en un lugar llamado " miedo "


¿Sabias que una de las razones por las cuales no alcanzamos nuestros sueños es el sabotaje que nos hacemos nosotros mismos? Si, ese que comúnmente llamamos "miedo":

... el miedo a crecer, el miedo a cambiar, el miedo a la inseguridad, el miedo a la soledad, el miedo a la envidia, el miedo al que dirán, el miedo a lograr, el miedo a perder, tantos miedos que terminan dejándonos paralizados, o en el peor de los casos... "muertos de miedo", pero con una vida por delante sin ilusiones ni aspiraciones.

Para empezar recordemos lo siguiente: nada ganamos con lamentarnos, ni con quejarnos, nada ganamos con decir "no soy capaz"... no puedo, no tengo, pobrecito yo, la vida ha sido cruel conmigo, nadie me ama, nada ganamos con ser victimas, nada, pero absolutamente nada ganamos con  pensamientos y actitudes derrotistas. 

Pero, si logramos equilibrar esos miedos podremos muy seguramente alcanzar nuestros sueños... nuestros objetivos.
A manera de ejemplo nombro estos cuatro tipos de auto sabotaje "miedos" más frecuentes, si te sientes identificado con alguno o algunos es hora de "tomar al toro por los cachos" y dejar de lado esos "miedos" para que tus sueños u objetivos no se mueran.

1- No acabar las cosas. Empiezas muchas cosas y las dejas a medias, o bien le dedicas mucho trabajo y esfuerzo a algo y cuando estás a punto de acabar, lo abandonas con cualquier excusa.

2- Posponer todo hasta el último minuto (procrastinar). Esta es muy común también, la razón “oculta” es sencilla, si lo dejas todo para el final y no te esfuerzas todo lo que puedes siempre tendrás esa excusa si las cosas no salen del todo bien, es una especie de escudo protector de tu supuesta ineptitud. No sea que le dediques todo el tiempo y esfuerzo, no salga perfecto y se descubra que no eres competente. Por supuesto, también hay otras razones como que simplemente no te guste nada la tarea, y la retrases lo máximo posible. Pero, en general, es miedo al resultado final.

3- El perfeccionismo. Ese viejo conocido… O está perfecto o no se hace, para ti si no está perfecto está mal y empleas (o más bien pierdes) muchísimo tiempo en revisiones, en aprender más. Con esto consigues no acabar las cosas y estresarte. Como no sé hacer esto a la perfección, no lo hago (evitas correr el riesgo de fracasar o de no estar a la altura), hasta que esto no esté perfecto no lo envío (horas innecesarias de trabajo y estrés). La solución no es fácil pero es sencilla: arriesgarse. Primero con pequeñas cosas, para ver que no pasa nada si no es perfecto, que bueno es suficiente y que es mejor tener las cosas en marcha que tenerlas paradas esperando a que sean perfectas.

4- Las excusas. Soy demasiado mayor, soy muy joven, no tengo dinero, las cosas están muy mal, no tengo tiempo,… Son simples disfraces del miedo. De sobra sabes que hay personas de todas las edades que han conseguido lo que se proponen, y sabes que cuando algo es importante para ti encuentras el tiempo y la forma de conseguirlo. Haz de tu objetivo tu prioridad y déjate de excusas.

Estos son sólo algunos de los métodos que tienes de sabotear tus sueños o tus objetivos... con este tipo de actitudes crees que obtienes beneficios: te protegen del fracaso, de no quedar en ridículo y de todos tus miedos, pero también tienen su precio… Lo importante es que seas consciente de los métodos que utilizas, del miedo que se esconde detrás y del precio que estás pagando. Así que en cuanto te descubras poniendo en práctica alguno de estos métodos pregúntate por qué te estás comportando así y qué precio estás pagando.

¿Si no tuvieras miedo y supieras que no puedes fracasar, qué harías?