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¿ Cómo ayudarnos para ayudar a nuestra infancia?



La pregunta nos insinúa que los niños recibirán mejores cuidados si los adultos reciben ayuda.

La salud mental de los pequeños depende de la salud mental de los mayores.  Para dar... necesitamos recibir, necesitamos un espacio y un tiempo donde recuperarnos de las frustraciones de la vida cotidiana y de las heridas que arrastramos de nuestra infancia.

  El buen desarrollo psicológico de un niño necesita de unas circunstancias adecuadas. Somos ex niños que fuimos criados en circunstancias más o menos adversas, que no permitieron un desarrollo pleno de nuestra psicología. Esto en parte ocurrió porque a nuestros padres les ocurrió otro tanto en su infancia. Los grandes llevamos dentro un pequeño dolido, que está pidiendo a gritos atención y que, si no se la damos, no hará más que molestar y complicar nuestra vida.

  Plantearnos cómo ayudarnos y cómo ayudar a la infancia supone enfrentarnos a una civilización basada en la anti-ayuda, en la competencia... la explotación... etc.  

  Martín Luther King dijo : "Hemos aprendido a volar como pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos".
 
 Si los humanos, aplicando nuestro ingenio, hemos logrado hacer reales las utopías de Julio Verne de volar hasta la Luna y de andar por el fondo del mar, si nos empeñamos, podemos hacer reales las viejas utopías de solidaridad y fraternidad. Hoy tenemos más posibilidades, al tener más conocimientos sobre la mente y el comportamiento humano.

  El físico Edwin Schrödinger,  nos señalaba que "La experiencia enseña que podemos herirnos los unos a los otros física y psíquicamente, y que podemos también ayudarnos y complacernos mutuamente,  sólo  escuchándonos los unos a los otros".
Si queremos sobrevivir, nos urge desarrollar esa otra potencialidad de cooperación y solidaridad.


 
Empecemos por escucharnos. Cuando nos sentimos mal, pensamos y actuamos mal. Necesitamos expresar cómo nos sentimos, para recuperar nuestras facultades. - Hay que sacarlo todo afuera,  para que adentro nazcan cosas nuevas- . Expresarnos con la palabra y con el cuerpo: con el gesto, la postura, el grito, el llanto, etc. y quien esté a nuestro lado comprenda que estamos intentando decir  lo que sentimos, no siempre es  necesario consejos, regaños, críticas... solo que nos escuchen
 
Todos hemos sido  confundidos  haciéndonos creer que expresar sentimientos era de mala educación, muestra de debilidad o... hasta de locura. Nuestros mecanismos de autocuración mental han sido reprimidos, y se nos ha derivado hacia el consumo compulsivo. No necesitamos consumir alcohol y demás sustancias psicoactivas para sentirnos bien. No necesitamos tratar de ahogar las penas anestesiándonos. Necesitamos de la escucha respetuosa para poder desahogarnos y así recuperar el bienestar que nos deje pensar y actuar bien.

 
Necesitamos de un tiempo y un espacio adecuado donde recuperar esta buena costumbre, en la vida cotidiana los humanos tratamos de satisfacer esa necesidad de ser escuchados y rara vez funciona, no hay el tiempo, ni la disposición, ni ... siquiera la educación ! 
 
Nos emparejamos tratando de satisfacer ese ansia de ser escuchado íntimamente. Recién conocemos a nuestra pareja, nos da por contarle toda nuestra vida. Pero, como cuenta el chiste, - al comienzo, habla el enamorado y escucha atenta la enamorada;  habla la enamorada y escucha atento el enamorado; y cuando llevan años de convivencia, hablan los dos a la vez y escuchan los vecinos -. Necesitamos tener un tiempo y un espacio donde juntarnos con el firme propósito de hablar de lo que más nos angustia, y de escuchar con respeto, sin interrumpir con consejos, comentarios o sermones.

  El actual desorden social nos enfrenta a todos, unos contra otros,  hombres contra mujeres, poseedores contra desposeídos, enfrentamientos entre maestros, padres y alumnos; entre ancianos, adultos, jóvenes y niños; entre médicos, enfermeras y pacientes; etc.
 
 El enemigo es el Desorden social, no el ser humano.


Para que nuestros niños gocen de buena salud mental, necesitamos la colaboración de profesionales, madres y padres, educadores,  tíos... hermanos mayores... cuñados... y hasta de los vecinos.
 
Y tambien es necesario  prestar atención a nuestras raíces. Escuchar a nuestros ancianos para conocer en qué condiciones fueron criados los que nos criaron, permitirá orientarnos y comprendernos un poco más, asi que Manos a la Obra!! Propicia ese dialógo... abre tu corazón... escucha atentamente, no interrumpas, solo escucha ! ... A tu pareja... a tus padres... a tus hijos... tú sabrás a quien, y pide que también te escuchen, busca ayuda, realmente es maravilloso y calma nuestras ansiedades,  ¡ Hazlo !  Te aseguro que escuchar es un Arte que todos debemos aprender para ser mejores y para ayudar a otros a que lo sean.

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