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El mejor Centro de Formación

Ni el colegio, ni la universidad, ni ningún centro educativo pueden sustituir a la educación recibida en el hogar. Es en el seno de la familia donde se forma el carácter del ser humano, sus valores, su ética, su sentido de responsabilidad. La vida en familia deja su huella indeleble en la vida.

Si bien es cierto, la educación académica aporta los elementos técnicos y de cultura general, en términos de teorías, modelos y métodos necesarios para nuestro desempeño en el trabajo y para múltiples orientaciones en la vida, es la dinámica de la vida familiar la que deja la huella, a través de mapas, modelos, actitudes y comportamientos observados y vivenciados, aprendidos y codificados a lo largo de la vida en familia.

El hogar es como el laboratorio natural en el que los seres humanos somos formados para la vida, donde aprendemos las bases de... la responsabilidad, la tolerancia, la disciplina, el respeto, el amor, los comportamientos de efectividad y los mapas de éxito, etc.
Desafortunadamente la participación que tenemos hoy es muy pobre y limitada debido a la complejidad del entorno actual, las familias están en crisis y deterioradas, fenómenos como el divorcio, el abandono, la violencia intrafamiliar, etc., se han convertido en algo común y toda esta problemática compromete seriamente al ser humano.

De ahí la importancia de todos los padres (padre-madre) de asumir responsablemente nuestro rol como educadores y formadores de nuestros hijos; formar es modelar y en este caso,  es modelar para la vida: aprecio y valoración propia, determinación, confianza en sí mismo, coraje, valores y principios, excelencia y calidad, estilo de vida... formar a nuestros hijos es darles la información y herramientas para que aprendan el arte de vivir, para que aprendan a enfrentar las sorpresas de la vida, los aciertos y equivocaciones, en pocas palabras, es hacerlos responsables de su propia vida.

Educar implica además presencia en el hogar a través del contacto, ese contacto medular e íntimo de caricias, abrazos y besos, donde integramos sentimientos profundos y cálidos para capacitarlos y habilitarlos con estructuras sólidas de sentido de arraigo, identidad, pertenencia y ubicación.

Existe pues, una relación directamente proporcional, entre la calidad y compromiso de las personas con su desempeño eficaz en cualquier ámbito de la vida, sea profesional, social, personal o familiar con la educación recibida en el hogar.

Hoy me permití reflexionar sobre este tema pues indudablemente se hace necesario sembrar hoy para recoger en un futuro, si como padres tocamos lo esencial, lo medular, lo íntimo del ser humano, que son sus valores, creencias, emociones... etc., el mundo y la vida del futuro la podremos mejorar.

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