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sábado

Hay que crecerse ante la adversidad...

... Y mostrar de qué madera estas forjado!

Cuando nos encontramos en tiempos de grandes adversidades, y por allí hemos pasado todos, cuando todo es oscuro y no se ve ninguna salida a los problemas, cuando solo vemos y sentimos angustia... desesperación y dolor... es cuando debemos tomar acción y dejar  de ser victimas para convertirnos en creadores de circunstancias y salir de los problemas.

Los pensamientos condicionan nuestras emociones y mientras no controlemos esas emociones no podremos tener resultados positivos, lo que quiero decir es que:  EMOCIONES es igual a RESULTADOS.

Como en todo debemos empezar por el principio, empieza por cambiar la raíz del problema, cambia tus pensamientos y tus resultados serán otros. Si piensas que las cosas son terribles y que tus problemas no tienen solución (pensamiento negativo) entonces las emociones (negativas) serán de angustia y desesperanza (emociones limitantes), lo que te llevaría a obtener resultados de la misma naturaleza.
Por el contrario, si te enfocas en lo positivo eso es lo que vas a recibir como resultado.

Piénsalo por un instante... cuando estas en un problema, tu mente instintivamente empieza a buscar de manera inconsciente algunas respuestas tales como... ¿Porqué me sucede esto a mi?, ¿Porqué Dios me hace esto... o porqué si le he pedido tanto no me da aquello? le echamos la culpa a Dios y estamos bloqueando la mente inconsciente, de esta forma no estamos buscando ninguna solución; es cierto que errar es humano, pero echarle la culpa a otras personas o a Dios es una tontería, lo que debemos hacer es cambiar la forma de realizar las preguntas, entendiendo que las respuestas están escondidas en tu interior, solo que lo verdaderamente importante es entender que de acuerdo a la forma como realices las preguntas, obtendrás las respuestas y los recursos de poder que te permitirán evolucionar.

Si en cambio te preguntas... ¿Para qué me puede servir este problema? ¿Qué puedo aprender de esta situación? es muy probable que la respuesta en tu mente inconsciente pueda tardar algunos días o semanas en llegar, pero llegará dejándote una respuesta que te habrá permitido crecer y evolucionar... es decir: aprendiste una lección y pasas a la siguiente, no has bloqueado tu mente y por el contrario esas enseñanzas que aprendiste forman parte de la solución al problema y te permitirá encontrar nuevas circunstancias para salir de el fortalecido y con ventajas sobre los demás.

Pareciera ridículo, pero es real, cuando entendemos que si controlamos nuestros pensamientos podemos cambiar todo... transformar aquello que en un principio era totalmente obscuro en un camino nuevo, amplio y claro, nuestra manera de actuar se torna diferente y segura, descubrimos muchas otras posibilidades y cientos de motivos para sonreírle a la vida, las personas a nuestro alrededor lo notarán y llegarán diferentes ofertas con soluciones.

Atrévete a cambiar tus pensamientos y emociones... y cambiaras tus resultados.  

Este cuento es muy popular sin embargo aquí os lo dejo...

Una hija hablaba con su padre y se quejaba de la vida, lamentándose de que las cosas no le salían bien.
No sabía qué hacer para seguir adelante. Se sentía sin fuerzas y a punto de rendirse.
Estaba cansada y harta de luchar y luchar, sin obtener ningún resultado.
Cada vez que solucionaba un problema, aparecía otro. Ya no podía más.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí tomó tres ollas con agua y las puso sobre el fuego. Cuando el agua de las tres ollas empezó a hervir, puso en una zanahorias, en otra colocó huevos y en la última granos de café.
Las dejó hervir y se quedó mientras tanto en silencio. Simplemente se limitó a sonreír a su hija, mientras esperaba a que las tres ollas acabaran su proceso.
La hija esperó impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre.
Después de unos veinte minutos el padre apagó el fuego.
Sacó los huevos y los colocó en un recipiente, sacó las zanahorias y las puso en un plato y finalmente, colocó el café en un tazón.
Mirando a su hija le dijo: -Querida, ¿qué ves?
-Huevos, zanahorias y café, respondió.
Hizo que se acercara y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas.
Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera, después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.
Luego le pidió que probara el café, ella después de tomar un sorbo, sorprendida e intrigada a la vez, preguntó: ¿Qué significa todo esto, padre?
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: “agua hirviendo”
Pero que los tres habían reaccionado en forma diferente.
La zanahoria llegó al agua, fuerte, dura; pero después de pasar por el proceso había quedado blanda y fácil de deshacer.
Los huevos habían llegado al agua siendo frágiles, su delicada cáscara protegía su interior; pero después de estar en el agua hirviendo, se habían endurecido.
Los granos de café, después de estar en el agua hirviendo, habían teñido el agua.
-¿Cuál de los tres elementos eres tú?… Cuando la adversidad llama a tu puerta… ¿Cómo respondes?
Le preguntó a su hija.
-¿Eres como una zanahoria que parece fuerte pero cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
-¿Eres como un huevo, que comienza con un corazón frágil, con un espíritu fluido, pero después de una pérdida de un ser querido, una separación o un despido se ha vuelto duro e inflexible?
Por fuera todo sigue aparentemente igual, pero por dentro estás amargada y rígida; y tu espíritu y corazón se han endurecido.
-¿O eres un grano de café? Que es capaz de aprovechar la adversidad y lo que le causa dolor y justo cuando el agua llega al punto máximo de ebullición, es capaz de desprender su mejor sabor y aroma.
Dios quiera que seas como el grano de café, que cuando las cosas se ponen mal, tú puedas reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer por las circunstancias y hagas que las cosas a tu alrededor mejoren.
Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y a todas las personas que te rodean.
“Que puedas siempre esparcir e irradiar con tu fuerza, optimismo y alegría el “dulce aroma del café”, para que nunca pierdas ese olor grato que solo tú y quien es capaz de atravesar por las más duras circunstancias sabe transmitir a los demás”



 Algo más...
 Te invito a tomar una taza de café... percibe su aroma... huele riquísimo... sabe delicioso!
Así eres tú.
Cuando tengas dificultades... vuelve aquí y juntos (as) tomaremos café, seguro que encontramos una solución
Saviesa de Vida te puede ayudar...


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