La vida es maravillosa, no cabe duda... pero es preciso aceptar que a cada paso hay luchas que debemos librar... por ejemplo, esos malos hábitos que nos acompañan y que es necesario hacer esfuerzos y sacrificios para eliminarlos, como también, los pensamientos y las actitudes negativas que debemos alejar de nuestra vida, o los miedos y bloqueos que nos acompañan y que no tomamos ninguna acción para desterrarlos, o ... esas relaciones desgastantes que nos manipulan y aún no hemos logrado dejar atrás, o los autoengaños en los cuales solemos caer, al pensar que solamente con desear algo lo obtendremos sin realizar ninguna otra acción.
Un verdadero optimista es quien no niega una realidad, al contrario, es capaz de pagar el precio por la realización de sus sueños, emprendiendo una búsqueda contínua y trabajando muy comprometido con una causa o tarea que sabe que le dejará verdaderas satisfacciones duraderas, quien se controla frente a las adversidades sabiéndose capaz de manejar las situaciones difíciles, de ver los problemas como desafíos, como la oportunidad de demostrar que realmente esta comprometido con su ideal. ¡Ese es el optimismo que nos indica que vamos por buen camino!
Quien explota sus conocimientos y talentos, controla sus emociones, se ocupa en lugar de preocuparse, enfrenta los cambios sin temores y ve en las crisis una nueva oportunidad para ser mejor, salir adelante y fortalecido, quien actúa de ésta forma es un verdadero optimista.
Controlar la economía mundial es algo que no podemos hacer, pero si podemos controlar nuestros pensamientos y comportamientos, al hacerlo, determinamos nuestros hábitos, y nuestros hábitos determinarán nuestro destino.
Saber dónde estamos ubicados, qué es lo que realmente queremos, trabajar en pro de conseguirlo con un pensamiento y una acción clara y constante es ser un optimista.
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