Diciembre es un buen mes... diría que es excelente... no solo por las tradicionales festividades que de alguna forma tratan de unir a las personas, sino porque nos permite reflexionar sobre nuestros retos personales y profesionales... antes del inicio del año, nos permite prepararnos... organizarnos, conocer nuestra situación actual para saber qué hacer, cómo empezar...
Algunas situaciones que se nos presentaron durante el año, al realizar nuestro balance se encuentran en forma satisfactoria, otras no tanto, y es en éstas últimas donde debemos enfocar nuestra atención.
Quizas te sientas algo desmotivado (a), hay que aceptarlo y superarlo cuanto antes. "Al toro por los cachos".
Tomar conciencia es el primer paso, conocer realmente la situación, saber dónde estas y hacia dónde debes dirigirte, evaluando todo... limitaciones, posibles estrategias... con el propósito de plantearte una resolución de forma acertada.
Cada uno somos responsables de nuestros éxitos y fracasos, buscar excusas, culpables, por lo que hicimos o dejamos de hacer, no resuelve la situación, ser críticos con nosotros mismos nos sitúa mejor, nos permite resolver el problema y salir de él mejor librados. Los tropiezos son una forma de aprender y mejorar.
Cuando nos centramos en lo que queremos, podemos definir nuestros objetivos, tener unas metas claras a alcanzar nos permite desarrollar un buen plan de trabajo, si lo seguimos, lograremos no dispersar nuestra atención y enfocar todas nuestras capacidades en conseguir los objetivos planteados.
Hay una palabra clave a tener en cuenta: M O T I V A C I Ó N
Creo que todos sabemos de sobra que si estamos motivados... tenemos la energía suficiente que nos impulsa a la consecución de nuestros objetivos, convencernos de que podemos hacerlo y comprometernos con nosotros mismos nos abre inmensas posibilidades innovadoras para gestionar esos retos.
Existen múltiples formas de automotivarnos... estímulos que nos permite lograr lo que nos hemos propuesto... dentro de tantos hay uno muy particular, escribir en nuestra agenda en forma de un solo párrafo, primero la parte negativa - de qué quieres alejarte y los obtáculos a los que te enfrentarás - después escribe lo que deseas lograr, y el resultado final que buscas, es decir lo positivo, hacerlo de ésta forma te ayudará y te moverá a actuar.
Por ejemplo, imagina que tienes un trabajo que no soportas y te gustaría tener otro en el que ganes más para viajar a ...
Ahora, haz dos oraciones que expresan este deseo.
“Deseo conseguir un trabajo en el que gane más para viajar a... Ya no quiero estar en esta empresa y ganar tan poco” (Negativa)
“Ya no quiero estar en esta empresa y ganar tan poco. Deseo conseguir un trabajo en el que gane más para viajar a..." (Positiva)
La mente recuerda mejor lo último, y cuando lo escribimos lo anclamos a ella, podemos reforzarlo leyéndolo tantas veces como sea necesario y de esta forma estamos construyendo una automotivación muy poderosa.
En la vida queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, es de gran importancia entender que el éxito es el resultado de nuestro crecimiento interno... éste requiere tiempo y dedicación. Mientras no nos desenfoquemos por no ver los resultados que esperamos en forma inmediata, mientras no nos demos por vencidos y actuemos según nuestro plan, en forma gradual y casi imperceptiblemente el éxito se materializará.
Los dejo con un resumen del libro La Vaca del Dr. Camilo Cruz.
La historia de la vaca La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por qué muchas personas viven atadas a una vida de mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial.
Para impartir su lección al joven aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitar con él algunos de los lugares más pobres y desolados de aquella provincia. Después de caminar un largo rato encontraron la que consideraron la más humilde de todas las viviendas.Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante de aquel caserío, debía ser -sin duda- alguna la más pobre de todas. Sus paredes milagrosamente se sostenían en pie, aunque amenazaban con derribarse en cualquier momento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios que se acumulaban a su alrededor daban un aspecto decrépito a la vivienda. Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha de
Sus viejas vestiduras y sus cuerpos sucios y malolientes eran prueba del estado de profunda miseria reinante.
Curiosamente, en medio de este estado de escasez y pobreza total, esta familia contaba con una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca. Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Pero más importante aún, esta vaca era la única posesión material de algún valor con que contaba aquella familia. Era lo único que los separaba de la miseria total.
Y allí, en medio de la basura y el desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo. Al día siguiente, muy temprano y sin despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el anciano maestro le dijo a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que has venido a aprender”.
Sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo, el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y degolló la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda, ante los incrédulos ojos del joven.
Maestro, dijo el joven: “¿Qué has hecho? ¿Qué lección es ésta, que amerita dejar a esta familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba lo único que poseía esta familia?”
Haciendo caso omiso a los interrogantes del joven, el anciano se dispuso a continuar la marcha, y maestro y discípulo partieron sin poder saber que suerte correría aquella familia ante la pérdida de su única posesión.
Durante los siguientes días, una y otra vez, el joven era confrontado por la nefasta idea de que, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de hambre.
Un año más tarde, los dos hombres decidieron regresar nuevamente por aquellos senderos a ver que suerte había corrido aquella familia. Buscaron la humilde posada nuevamente, pero en su lugar encontraron una casa grande. Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda.
¿Adónde habrían ido a parar aquel hombre y sus hijos? ¿Qué habría sucedido con ellos? Todo esto pasaba por la mente del joven discípulo mientras que, vacilante, se debatía entre tocar a la puerta y averiguar por la suerte de los antiguos moradores o continuar el viaje y evitar confirmar sus peores sospechas.
Cual sería su sorpresa cuando del interior de aquella casa salió el hombre que un año atrás le diera morada en su vivienda. ¿Cómo es posible? preguntó el joven. Hace un año en nuestro breve paso por aquí, fuimos testigos de la profunda pobreza en que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara? Ignorante del hecho de que el discípulo y su maestro habían sido los causantes de la muerte de su vaca, el hombre relató como, coincidencialmente, el mismo día de su partida, algún maleante, envidioso de su vaca, había degollado salvajemente al animal. El hombre continuó relatándole a los dos viajeros cómo su primera reacción ante la muerte de la vaca había sido de desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la vaca había sido su única fuente de sustento. El poseer esta vaca le había ganado el respeto de sus menos afortunados vecinos, quienes envidiaban no contar con tan preciado bien.
Sin embargo, continuó el hombre, poco después de aquel trágico día, decidimos que a menos que hiciéramos algo, muy probablemente, nuestra propia supervivencia estaría en peligro. Así que decidimos limpiar algo del terreno de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas semillas y decidimos sembrar vegetales y legumbres con los que pudiésemos alimentarnos.
Después de algún tiempo comenzamos a vender algunos de los vegetales que sobraban y con este dinero compramos más semilla y comenzamos a vender nuestros vegetales en el puesto del mercado. Así pudimos tener dinero suficiente para comprar mejores vestimentas y arreglar nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una vida nueva.
El maestro, quien había permanecido en silencio, prestando atención al fascinante relato del hombre, llamó al joven a un lado y en voz baja le preguntó:
¿Tú crees que si esta familia aún tuviese su vaca, estaría hoy donde ahora se encuentra?
Seguramente no, respondió el joven.
¿Si ves? Su vaca, fuera de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de mediocridad y miseria.
Al no contar más con la falsa seguridad que les proveía el sentirse poseedores de algo, así no fuese más que una flacuchenta vaca, debieron tomar la decisión de buscar algo más.
En otras palabras, la misma vaca que para sus vecinos era una bendición, les había dado la sensación de poseer algo de valor y no estar en la miseria total, cuando en realidad estaban viviendo en medio de la miseria.
Así es cuando tienes poco. Lo poco que tienes se convierte en un castigo, ya que no te permite buscar más. No eres feliz con ello, pero no eres totalmente miserable. Estás frustrado con la vida que llevas, mas no lo suficiente como para querer cambiarla. ¿Ves lo trágico de esta situación?
Cuando tienes un trabajo que odias, que no suple tus necesidades económicas mínimas y no te trae absolutamente ninguna satisfacción, es fácil tomar la decisión de dejarlo y buscar uno mejor. No obstante, cuando tienes un trabajo del cual no gustas, que suple tus necesidades básicas pero no te ofrece la oportunidad de progresar; que te ofrece cierta comodidad pero no la calidad de vida que verdaderamente deseas para ti y tu familia, es fácil conformarte con lo poco que tienes.
Muchos de nosotros también tenemos vacas en nuestra vida. Ideas, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir. Oportunidades que sólo podremos apreciar una vez hayamos matado nuestras vacas.
Si no consigues lo que anhelas de forma inmediata, no desesperes... quizá hay una oportunidad que está esperando que la descubras.
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