Una persona neurótica es simplemente una persona que sufre... y mucho, lo delicado es que todo ese dolor reprimido deja secuelas que pueden ser de muchos tipos, como: ansiedades, depresión, fobias, agresividad, hiperactividad, adicciones, obsesiones, miedos, problemas de personalidad, etc., y si no le ponemos atención, éstas secuelas constantemente se realimentan y se perpetúan.
Paradójicamente algunos de estos síntomas ofrecen ventajas para las personas neuróticas, pues les dan la oportunidad de ser el centro de atención, reclamar amor y mimos... dominar el entorno, evitar las responsabilidades y de esta forma por comodidad y otras veces por pereza inconsciente se resisten a curarse.
En el fondo, estas personas no son más que niños asustados, estancados en el pasado, por diferentes causas, casi siempre de maltrato, gritos de los padres y educadores, castigos excesivos y duros para su edad, falta de atención y amor, burlas de los compañeros o familiares, etc,.
Todo lo anterior, el adulto de hoy no lo ha logrado superar está aferrado a sus problemas de infancia, y se resiste a crecer y madurar.
Para curar la neurosis, se requiere explorar y sacar a la luz con valentía sus conflictos básicos, revivirlos sin máscaras y superarlos con lucidez y responsabilidad. (- algunos necesitan la ayuda y el apoyo de un terapeuta -)
Para otros, la gran mayoría, se hace necesario que realicen un autoexamen a consciencia, muy sincero, para descubrir, aceptar y aprender a convivir con las verdades más duras de sí mismo, de su entorno pasado y presente, talvés tendrá que llorar... enfadarse, tendrá que abandonar esos sentimientos de culpa, y superar sus últimas resistencias infantiles, entonces podrá asumir sin miedos y con autoestima, que ya no necesita seguir huyendo de sí mismo, pues se sentirá totalmente capaz de afrontar su pasado, su vida y su destino.
Cuando logra perdonarse a sí mismo, perdona a los demás y es entonces cuando la felicidad comenzará a entrar en su vida.
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