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Algo más sobre nosotros mismos... y sobre los demás


Las emociones son un “sistema de señales” que nos dan información y nos señalan lo que necesitamos en un momento determinado para organizar nuestra conducta y orientar nuestras acciones. Cada una de las emociones son signos que nos ayudan a prepararnos para responder a diferentes situaciones.

 Las emociones  emergen de nuestro interior con un fin, siempre para comunicar algo. Es la voz de las emociones la que nos incita a escuchar o desatender, pararnos o avanzar, recordar u olvidar, cambiar o permanecer, simpatizar o antagonizar, motivar o decaer. Por eso cuando las emociones hablan, todo nuestro ser responde.  Las emociones vienen acompañadas de cambios y reacciones  tanto en el ámbito corporal (expresión del rostro, tono de voz, postura del cuerpo, brillo de los ojos, gestos) como en el ámbito psicológico (vivencia emocional: falta de concentración,  irritabilidad, excitabilidad, etc.)

Puede que en ocasiones la voz de nuestras emociones nos aturda,  nos parezca desagradable o nos resulte amenazante, y tal vez la primera reacción sea huir de ellas o esconderlas, sin embargo, necesitamos escuchar sus mensajes y atenderlos, acostumbrarnos a vivenciarlas sin juzgarlas buscando el mensaje que intentan comunicarnos, aprender de lo que nos dicen, pues, detrás de su voz hay un mensaje que oculta una realidad interna, un flujo de energía que busca expresar una necesidad, un potencial de vida.

Las emociones son, simplemente, expresiones naturales de nosotros mismos que expresan una realidad interna, una necesidad. Constituyen un componente fijo de nuestro programa de comportamiento. No son opcionales. No se pueden simplemente desconectar. La emoción es energía que expresa una necesidad. Las emociones nos informan de nuestras necesidades, y en la expresión de las emociones tomamos contacto con nuestras necesidades; pero cuando evito sentir, cuando reprimo mis emociones – cuando dejo de “escuchar su voz” -, dejo de entrar en contacto con mis necesidades, en consecuencia dejo de satisfacerlas.

Las emociones representan un sistema de información y evaluación que nos informa de nuestra realidad, dándonos una carga afectiva. De esta forma cada emoción cumple una función, y todas tienen una razón de ser. Las emociones nos brindan la dirección que requerimos para actuar en cada situación. Las emociones nos dan una referencia acertada de lo que nos sucede en un momento determinado, y la energía adecuada para actuar en cada situación.

 Así por ejemplo la rabia nos informa que alguien ha traspasado nuestros límites, el dolor nos dice que ha aparecido una herida, el miedo nos comunica nuestra necesidad de seguridad, el placer nos ayuda a tomar conciencia de que nuestras necesidades están satisfechas, la tristeza nos susurra del valor de lo perdido, la frustración nos expresa que tenemos necesidades no atendidas – objetivos no alcanzados -, la impotencia nos habla de la falta de potencial para el cambio, la confusión nos expresa que estamos procesando información contradictoria. 

Cada emoción tiene su propio mensaje e intensidad, cuando nos conocemos a fondo, podemos descubrir realmente qué es lo que está sucediendo con nosotros, porqué estamos actuando de una u otra forma, podremos entonces lograr una mejor aceptación con respecto a  nuestra forma de ser y de actuar y una mejor comprensión hacia las personas con las cuales interactuamos. 

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