Desde niña mi madre me enseñó una hermosa oración y hoy como homenaje a la Virgen María Inmaculada, me gustaría compartirla con todos, es bellísima ... una súplica para tiempos difíciles, es un bálsamo que nos reconforta, justo cuando las cosas que nos suceden no están bien.
Para mí, La Virgen María es una madre amorosa, siempre me pone a salvo y me consuela, ella toma mi mano... yo siento su auxilio y protección en todo momento de mi vida y en cualquier lugar donde me encuentre. Yo la amo y le confío mis penas y angustias, segura que siempre obtendré de ella, bendiciones, amparo y protección.
Santísima Virgen María, madre mía:
"Tengo
mil dificultades:
Ayúdame.
De los
enemigos del alma:
Sálvame.
En mis
desaciertos:
Ilumíname.
En mis
dudas y penas:
Confórtame.
En mis
enfermedades:
Fortaléceme.
Cuando me
desprecien:
Anímame.
En las
tentaciones:
Defiéndeme.
En horas
difíciles:
Consuélame.
Con tu
corazón maternal:
Ámame.
Con tu
inmenso poder:
Protégeme.
Y en tus
brazos al expirar:
Recíbeme.
Amen."
Gracias madre mía por derramar en abundancia tu amor y tus bendiciones sobre mi hogar y sobre cada uno de los miembros que componen mi familia, gracias por estar siempre a mi lado brindándome tu auxilio y protección. ¡Amen!
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