Los elogios sinceros animan a enfrentarse nuevamente y con mayor energía a los desafíos que tenemos por delante. Un elogio es un estímulo para mejorar nuestra autoestima, pero... ni debemos adular permanentemente porque haríamos de esa persona un ser soberbio, como tampoco debemos elogiar sin razón pues perderíamos la confianza de esa persona al considerar que no somos sinceros.
Hay dos tipos de elogio: el elogio por ser y el elogio por hacer, los dos son importantes pero debemos evitar usarlos al mismo tiempo.
El elogio por Ser se ofrece simplemente por el hecho de ser una persona que siempre vale no importa lo que pase, es otra forma de respetar a todo ser humano.
El elogio por Hacer se le da a una persona por algo bueno que ha hecho, por su comportamiento y por su esfuerzo.
A continuación reproduzco el artículo "El elogio endereza espinas dorsales" del autor Doménico Cieri Estrada y publicado en el blog "Frases para cambiar vidas" del periodista, escritor , locutor y comunicador, Ignacio Novo de Madrid España.
Es curioso,
por no decir descorazonador, que el ser humano sea más proclive a centrarse en
los aspectos negativos de cualquier situación, que en la parte positiva de la
misma. Que la crítica y la amonestación
sean los argumentos inmediatos, mientras la alabanza y el reconocimiento se
dilaten o se omitan. El hecho de decirle a alguien lo mal que ha actuado y
pasar por alto y obviar cuando esa misma persona lo hace bien, es algo
pernicioso e injusto. No se pueden subrayar solo los errores y olvidar siempre
los valores.
Hay que
elogiar las cosas que funcionan, lo que nos agrada y a la persona que lo hace,
porque un elogio puede ser toda una inyección de confianza y motivación.
Mediante el elogio se ofrece al otro una imagen más positiva de sí mismo, que
quizá no era capaz de percibir.
La mejor
manera de alcanzar objetivos es elogiar, incentivar y resaltar todo lo que se
hace bien. Y premiar claro, y no exclusivamente con algo material; a veces es
mucho más importante una caricia, una palmada o un: ¡Bien hecho!
Y saber que
los errores son parte del proceso, y no una consecuencia. Es decir, valorar la
capacidad de aprender de los errores, ya que acostumbramos a enseñar justo lo
contrario. Si un niño comete errores, es que no es muy listo. El listo no
comete errores, y además le elogiamos precisamente por ello, por ser listo.
Pocas
personas son las que elogian a los demás por su esfuerzo, y no por su capacidad
innata. El miedo al fracaso también inhibe el aprendizaje. Elogia siempre el
error de quien lo intenta.
Reflexión
final: "El que se guarda un elogio, se queda con algo ajeno." (Pablo
Picasso)
Frases para cambiar vidas: 577.- "El elogio endereza espinas dorsales"
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