La
intolerancia, el no aceptar las manifestaciones del otro, es un síntoma claro
de inseguridad. La defensa de nuestros intereses, de nuestras ideas, de
nuestras comodidades y nuestros criterios hace que nos posicionemos frente a
los criterios, las ideas y los intereses de los demás de una forma rígida, con
un planteamiento de incomprensión, dando lugar a eso que se llama intolerancia.
La
comunicación entre los seres humanos debe estar libre de ese tipo de posturas.
Debemos aprender a escuchar, debemos apreciar el valor que tienen las
manifestaciones de los demás, aunque a veces esas manifestaciones puedan dolernos,
simplemente porque no van en la misma dirección que nuestras propias
manifestaciones.
Para que una
bombilla dé luz deben cumplirse varios requisitos: que en su interior se haya
hecho el vacío, que su filamento esté completo y que tenga una conexión con la
red de electricidad. Para que el ser humano dé luz, su interior, su mente, debe
estar vacía de prejuicios, de intolerancias, de egoísmos y de soberbias, debe
tener una mente preparada para recibir sin bloqueos, con un filamento que son
sus neuronas dispuestas a conexionarse unas con otras al menor impulso. Por
último, tiene que tener el deseo interno de conexionarse con la fuente de
energía.
CUANDO ESOS
REQUISITOS HAN SIDO CUMPLIDOS, EL SER HUMANO EMITE LUZ E ILUMINA A TODO CUANTO
LE RODEA.
Hasta que
llega a ser bombilla, el hombre debe pasar por diferentes estadios. Antes,
seguramente, deber ser como una vela donde la materia que lo compone es la que
arde, la que se consume en vez de crecer. El hombre, en ese estadio, se consume
con la luz que proporciona, porque quizás no ha aprendido todavía que cuanto
más recibes más puedes dar y viceversa.
A lo largo
de su historia, el ser humano ha ido poniendo fronteras, barreras de
intolerancia, barreras de oscuridad para protegerse, como si los demás fuesen a
agredirle. Las fronteras son la muestra de la intolerancia, la muestra de la
falta de fraternidad entre los seres humanos.
Por causa de
las fronteras se han producido millones de muertes; por causa de unas líneas
imaginarias los seres humanos se han matado unos a otros, durante siglos. En
lugar de decir: mi casa es tu casa; han dicho: tú en tu casa y yo en la mía. El
sentimiento de propiedad absurdo también es otra de las causas de la falta de
comunicación y entendimiento. En lugar de buscar un idioma común a todos los
seres humanos, cada uno, dentro de sus fronteras, ha tratado de encontrar un
lenguaje propio y particular que le diferenciase de los demás, para hacer así
más difícil la comunicación.
Comunicación
es la palabra clave para que los seres humanos puedan andar juntos en la misma
dirección. Todos los intentos que se hagan por bloquear la comunicación, son
intentos anti evolutivos, así como todos los intentos que se hagan por
facilitarla serán intentos dirigidos en el camino correcto. En lugar de pensar
en uno mismo, pensemos en qué necesita el otro y seguro que, en ese momento, se
estará empezando a iluminar un poco la bombilla que configura nuestro ser
integral.
SER
INTOLERANTES ES ESTAR BLOQUEADO, ES MIRARSE AL PROPIO OMBLIGO Y PENSAR QUE LA
RAZÓN ESTÁ DE NUESTRA PARTE, COMO SI LA RAZÓN O LA VERDAD FUESE PATRIMONIO DE
UNO EN DETRIMENTO DE LOS DEMÁS.
Nadie tiene
la verdad absoluta, ni nadie está solo como para pensar que pueda conseguir
evolucionar sin la ayuda de los demás, es necesario eliminar todas las barreras mentales, físicas y energéticas que hemos ido poniendo a lo largo de cientos y miles de años entre unos seres humanos y otros. La bombilla sin la conexión con la red
no brillaría, y una sola bombilla no puede iluminar un campo. En la oscuridad
de la noche sólo la luz que seamos capaces de generar nos ayudará a evitar los
tropezones, las piedras y los hoyos.
CADA VEZ QUE
SINTAMOS EN NUESTRO INTERIOR QUE ESTAMOS SIENDO INTOLERANTES, QUE ESTAMOS
PONIENDO UN BLOQUEO EN LA COMUNICACIÓN CON EL PRÓJIMO, PARÉMONOS, RECAPACITEMOS
SOBRE NUESTROS PROCESOS MENTALES, TENIENDO PRESENTE QUE NUESTRO OBJETIVO EN
ESTA VIDA ES LA EVOLUCIÓN Y QUE TODO AQUELLO QUE HAGAMOS EN CONTRA DE ELLA
APAGARÁ UN POCO ESA BOMBILLA QUE EL COSMOS NOS HA PROPORCIONADO PARA ILUMINAR
UN POCO MÁS EL MUNDO EN EL QUE NOS HA TOCADO VIVIR.
El ser
humano comprensivo no levanta su dedo acusador recriminando, apuntando los
errores de sus semejantes, y si las circunstancias de la vida lo obligan a
hacerlo, su corazón se serena con la piedad y la comprensión por los errores de
los otros.
Ser
comprensivo no es hacer causa común con los defectos de los demás, es poder manifestar respetuosamente los
desacuerdos, la desigualdad de las opiniones, criterios, valores de la vida, es
un deber y un derecho que se tiene al exteriorizar el rechazo ante determinadas
actitudes. Lo importante es el sentimiento que alimente esa postura, porque
muchas veces pueden observarse críticas impiadosas motivadas por los actos o
dichos de los demás, juzgamientos apresurados, comentarios hirientes...
Poder
serenar los pensamientos, los sentimientos, balancear lo que decimos, medir el efecto
que pueden tener las palabras y conocer el sentimiento generador que las
explicita, puede ser un primer paso importante para controlar los impulsos
agresivos. Por ello es importante que, cuando se tenga que hacer una llamada de
atención, desvirtuar un concepto o conocimiento equívoco, recordemos siempre
nuestra propia naturaleza, tan propensa a las equivocaciones y desviaciones.
Pensemos que
muchas veces no hemos querido caer, y hemos caído, que muchas veces también,
creíamos conocer la verdad y nos hemos equivocado, que nuestra visión de las
cosas y de los seres es muy limitada y no podemos juzgarlos soberbiamente,
creyéndonos dueños de una verdad absoluta que nadie posee.
LA HUMILDAD
ES EL CAMINO MÁS IMPORTANTE QUE DEBIÉRAMOS TRANSITAR CUANDO DE MIRAR A NUESTROS
SEMEJANTES SE TRATA.
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