Un hombre
tuvo que viajar al mercado con un gran costal de algodón y otro de azúcar.
Llevaba 2 asnos y se preguntaba sobre cuál iba a poner la carga ligera del
costal de algodón y sobre cual el pesado costal de azúcar.
Decidió que
los asnos eligieran, dejó que los mismos entraran a la granja y los observó.
Uno de los asnos palpó ambos costales y luego volvió hacia el de algodón. El
hombre razonó que el asno había elegido el de algodón y le puso el gran costal
en el lomo, aunque era muy ligero. Luego puso el gran costal de azúcar sobre el
otro asno y partieron por su camino.
A medida
que viajaban, el asno con el azúcar luchaba bajo su carga. El sol calentaba
fuerte y la tierra estaba dura. Ay!!! Cuán pesado era ese costal de azúcar, y
el asno se preguntaba cuanto más iba a poder resistir..!
Sin
embargo, el asno con el costal de algodón no tenía problema alguno. A veces
hasta trotaba e incluso hasta alzaba sus pezuñas de alegría. Cuán contento él
estaba por no tener la carga pesada de azúcar como el otro asno!
Siguiendo
su camino, llegaron a un río y se enteraron que el puente había caído, la única
manera de llegar al otro lado sería a nado, así que al río fueron los asnos.
A medida
que el asno con el gran costal de azúcar nadaba, percibía que su carga se hacía
más liviana. ¿Por qué? Bueno, mientras él nadaba, el azúcar empezó a disolverse
en el agua y mientras más se adentraba en el río más liviana se hacía su carga,
así, al fin alcanzó el otro lado, mojado y sólo un poco cansado por la
experiencia.
¿Qué pasó
con el otro asno con el gran costal de algodón?
A medida
que nadaba, percibía que el costal se hacía más y más pesado. ¿Por qué? Porque
mientras nadaba, el algodón absorbía el agua y mientras más se adentraba al río
más pesada se hacía la carga. El asno se esmeró por mantener su cabeza a flote,
pero ya le era imposible. Agotado y sobrecargado, se hundió y nunca jamás lo
volvieron a ver.
Hoy, ¿cuántos de nosotros por cosas de la vida debemos llevar una carga pesada? ... ¡y cómo nos cuesta soportarla! pero... todo cambia, en algún momento da un giro y lo que ayer fue un gran esfuerzo de llevar, se transforma en algo liviano y fácil de cargar. ¡Así es la vida!
Algunos vacilan en llevar una carga más pesada, como el primer asno,
deciden llevar una ligera... Otros toman la decisión de cargar una pesada, o
aceptan la carga que les entregan.
Aquellos
que estén sólo acostumbrados a llevar una carga ligera, se les hará muy difícil
soportar la carga extra de las pruebas de la vida, no estarán acostumbrados a
llevar cargas pesadas, y al encontrarse con las adversidades les costará más
aguantarlas, lucharán por mantener la cabeza a flote y se hundirán bajo la
carga adicional.
Si hoy llevas una dura carga, soporta, lucha con tenacidad y esfuerzo, mañana las cosas pueden cambiar.
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