Descubrir cuáles son tus motivos es el primer paso para cambiar las cosas.
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John Lund / Getty Images |
1. Pesimismo. El pesimismo es uno de los principales
inconvenientes para alcanzar cualquier cosa en la vida. El pesimista se viene
abajo ante el primer obstáculo y abandona ante el primer inconveniente porque
los considera como señales del fracaso al que está “predestinado”. Si no eres
optimista puedes aprender a serlo. Lee el libro Optimismo aprendido.
2. No aceptar consejos. La gente que cree que lo sabe todo
suele ser la que menos sabe, porque no se molesta en aprender ni en escuchar a
los demás. Hay personas que tienen experiencia y conocimientos relacionados con
la meta que deseas alcanzar. Escucha lo que tienen que decirte, lee libros,
aprende, fórmate. Cuanto mayor sea tu conocimiento, más probabilidades tendrás
de alcanzar tu meta.
3. Falta de determinación. La determinación, la
perseverancia y la fuerza de voluntad son elementos imprescindibles para el
éxito.
4. Dejar que tus emociones te dominen. La ansiedad, la
preocupación, la obsesión, los miedos (incluyendo tanto el miedo al fracaso
como el miedo al éxito), las dudas, etc., pueden crearte muchos problemas a la
hora de alcanzar tus objetivos. Por ejemplo, si los obstáculos o los problemas
que surgen en el camino te hacen sentir muy mal, tenderás a huir y abandonar.
5. Dejar pasar las oportunidades. ¿Y si mientras estás
desarrollando un proyecto alguien te propone colaborar? Tal vez no interese y
hagas bien en rechazarlo, pero tal vez es justo lo que necesitas. En tu camino
pueden aparecer nuevas oportunidades, aspectos que no habías tenido en cuenta,
personas que
pueden ayudarte de un modo u otro. Por tanto, ten los ojos
bien abiertos y aprovecha esas oportunidades cuando surjan.
6. Falta de flexibilidad. Para aprovechar las oportunidades,
como decía antes, hace falta ser flexible, pero la flexibilidad también te
ayudará a adaptarte en el camino hacia tu meta. Tal vez el plan que trazaste al
principio necesita algún reajuste por el camino. Tal vez te das cuenta de que
la meta que te has propuesto no se puede alcanzar si no logras algo diferente
primero. Es decir, tienes que ser lo bastante flexible como para poder
adaptarte a las circunstancias cambiantes, a los retos y los obstáculos del
camino, haciendo algunas modificaciones en tus planes si es necesario.
7. Dejarte desanimar por los demás. No son los demás los que
deben decidir tus metas, sino tú. Como explicaba más arriba, escuchar a los
demás puede servirte de ayuda, pero si tratan de desanimarte y hacerte
abandonar para que hagas lo que ellos digan, no se merecen que los escuches.
8. No saber lo que quieres o no tener metas claras. Si no
sabes adónde vas es muy difícil llegar a ninguna parte. Por tanto, crear metas
claras y realistas debe ser siempre el primer paso. Las metas vagas pueden ser
también un problema. Por ejemplo, si estableces como meta perder peso, tienes
más probabilidades de fracasar, porque es una meta bastante vaga. Es preferible
ser más específico y decir: Quiero perder 4 kilos en 3 meses.
9. No hacerte responsable. Si culpas a los demás o a la mala
suerte de los errores, obstáculos o fracasos, estás renunciando al control de
lo que te sucede. Si quieres tener el control deberás hacerte responsable y
dejar de culpar a otros. Ellos no van a solucionar tus problemas, sino que
tendrás que hacerlo tú.
10. Hacer demasiadas cosas al mismo tiempo. Algunas personas
son especialistas en empezar muchas cosas y no acabar ninguna. Céntrate en una
sola meta y préstale toda tu atención y energía. Cuando la hayas alcanzado,
céntrate en la siguiente, pero no lo hagas todo a la vez porque tu atención se
dispersará y estará descontrolada.
11. Ser egoísta. Alcanzar tus objetivos requiere a menudo la
ayuda de los demás. Si eres egoísta y no ayudas a nadie, tampoco habrá nadie
ahí para ayudarte cuando llegue el momento. No te obsesiones tanto con alcanzar
tus objetivos como para olvidarte del resto de las personas. Procura estar ahí
también para ellos.
12. La pereza. Alcanzar metas requiere esfuerzo y trabajo.
Si eres de los que prefiere estar viendo la tele, enviando mensajes con el
móvil o jugando a vídeo juegos todo el rato, no tendrás tiempo ni ganas para
perseguir tus metas. Aléjate un poco de todos esos dispositivos distractores y
dedica tiempo y trabajo a tus objetivos.
13. Estar inactivo. Para alcanzar tus metas necesitas
energía. ¿De dónde sacas esa energía? Imagina que tienes una bicicleta con una
luz que se enciende cuando pedaleas porque el pedaleo hace funcionar la
batería. Las personas funcionamos de un modo parecido: túmbate en el sofá
durante horas y te quedarás sin energía; sal a la calle a caminar, has ejercicio
o mantente activo de cualquier otro modo y tendrás más energía para ir a
perseguir tus metas y alcanzarlas.
Fuente: Por: Ana Muñoz - about.com